Yo dije: Vosotros sois dioses,
Y todos vosotros hijos del Altísimo
Salmo 82:6 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Una vez un periodista me preguntó ¿Eres tú Dios?
¿Qué clase de pregunta es ésta? En ese insólito momento, mi corazón se derretía, se me aguaban los ojos inocentemente. Miré a sus atentos ojos y su mirada que cuestionaba, humildemente le respondí:
―No hay una respuesta fácil para dicha pregunta ―, dije observando mis manos en los que reconocía la Consciencia y agregué:
―Imagínate el mundo subatómico, partículas surgiendo para tomar expresión como átomos, creando un asombroso mundo microcósmico, juntos ellos van manifestando formas como una molécula, la cual con sus semejantes crean por ejemplo, ¿qué tan grande es la célula para una partícula cuántica? ¿Un universo verdad? Mientras movía mis manos y estirando mis brazos, haciendo un gesto de magnitud, estas asombrosas células llenas de vida e inteligencia se juntan para darle vida y propósito a tejidos celulares, nacimiento así a órganos, los cuales son misteriosamente organizados en estructuras o cuerpos capaces de sostener vida, ¿asombrosa verdad? Para el átomo y la célula el cuerpo es un universo, por más que nosotros lo vistamos de Chanel.
»Ahora, observando a través del cuerpo, ¿qué tan grande es tu entorno? Inimaginable, ¿verdad? Te puedes perder en una ciudad, más entonces en el mundo; ni siquiera millones de encarnaciones nos darían el tiempo suficiente para explorar cada aspecto de nuestro mundo. Desde la perspectiva terrenal, nuestro sol es un gran titán, mientras que, para él, nuestra galaxia es astronómicamente incomprensible. Para esta galaxia, el cúmulo a la que ella pertenece es un asombroso entorno incomprensible y, de la misma manera, el universo es incognoscible para este cúmulo, una pequeña fracción de él y, a la vez, desconocido por nosotros.
»Imaginemos ahora que este universo no es el único, que a su vez existen infinidad de universos. Piensa en lo que significa, sinfín, perpetuos, por siempre existente, sin comienzo ni final ¿Estás seguro de querer continuar escuchando? Usa una súper imaginación y contempla el misterio ―el cual los físicos cuánticos aún están teorizando―, que consiste en que cada uno de estos universos tiene ingente cantidad de expresiones que llamamos paralelizados. Cada manifestación de materia posee una expresión propia, única y peculiar, ¿cuántas? Incontables e inimaginables.
»Ahora avanzamos a un nivel más alto, a una ultra imaginación, donde todo lo descrito hasta ahora pertenece a texturas materiales que son una ínfima expresión de las dimensiones espirituales, cada una más sutil que la anterior y millones de veces más grande. Estas dimensiones sutiles son incontables y poseen las asombrosas cualidades ya descritas.
»Todo lo mencionado hasta este momento es una partícula cuántica en relación al cuerpo supremo de Dios.
»Entonces, responderé tu pregunta inicial: Yo soy una gota de agua en el gran océano de la vida, igual que tú y que todos. Nos disolvemos en él sin ocupar un lugar específico. Yo Soy el océano de la vida, el majestuoso océano de la vida del cual la gota forma parte; existe en todo y todos, solo el ego humano cree que puede hacerse de él.
»La infinitud es el único atributo que la ignorancia del ego comparte con el universo.
―Entonces, ¿dónde y cuándo ocurre esta revelación? ―, agregó el periodista.
―No se trata de un proceso de tiempo o lugares, pensarlo y sentirlo así es recrear esta errónea e limitada visión: es aquí y ahora, en este íntimo y significativo momento. ¿Estás dispuesto a dejar ir todo lo que consideras como tú mismo ser y dejarte absorber en la realidad existencial de esta Suprema Consciencia?
Pídele a Él que te disuelva y te haga suyo.
Bendiciones
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