Hay en nosotros una necesidad de hacer las cosas perfectas, necesitamos de la aprobación como un estímulo para seguir adelante en todo, pero resulta que eso es parte de esa mente que nos sabotea a diario y que nos hace vivir en separación con lo que realmente somos.
Dios te creó perfecto, a imagen y semejanza, lo has leído, lo has escuchado, te lo han contado desde tu infancia y sigues con la idea que debes hacer las cosas perfectas para que los demás vean esa perfección en ti. Debes hacer todo lo contrario, ver primero lo perfecto o perfecta que eres y luego sí hacer las cosas bien hechas, con estándares de excelencia, porque la perfección tal como la deseas no existe en el mundo exterior, existe es en ti.
Resulta difícil entender que el mundo en el cual nos movemos también es perfecto, sólo que lo vemos con los ojos de la negatividad y la imperfección que creemos existe en nosotros. Este cuerpo, esta máquina que nos lleva a todos lados es en sí la obra más perfecta que ha creado Dios. Analiza cada parte de ti y piensa cómo es que el cerebro maneja todos tus movimientos, cómo es esto posible, sencillamente porque somos perfectos.
La idea de hacer las cosas perfectas viene de nuestra propia desconfianza, de la poca fe que nos tenemos a nosotros mismos, no confiamos en el proceso de la vida y nos imponemos cargas que la misma vida puede hacerlas por nosotros. No dejamos que las cosas ocurran como deben ser, tratamos de controlar un futuro que no existe, de allí que nos empeñamos en ser mejores sin tomar en cuenta que no estamos siendo considerados con nosotros mismos, al dejarnos llevar por una mente que nos dice que tenemos que Tener y Hacer más que Ser.
Sin confiáramos más, sentiríamos cómo fluye la vida sin mayores presiones, lo que no significa quedarnos sentados a esperar que todos nos llegue, pero hay un poder universal que sabe lo que nos conviene y va engranando cada cosa para que eso ocurra.
Cuando te predispones o te adelantas con pensamientos negativos y desconfianza a ese futuro que esperas, nunca te llega, porque vives con muchas expectativas, con mucha ansiedad y no dejas que las cosas avancen a su manera, sino que tienes que intervenir con la excusa de que debes hacerlo para que te salga todo perfecto. Cuando entiendas que la perfección ya vive en ti, dejarás de preocuparte, sólo dedica lo mejor de ti a esa meta y ella llegará en el momento perfecto, ni antes, ni después.
No te preocupes tanto, haz tu parte lo mejor que puedas, con amor, con dedicación y fe y ten seguro que eso llegará a ti. Ni el final del año termina con un sueño, por ello si es diciembre y no terminaste una meta, hay muchos meses más, sé feliz con los pasos que has dado.
Hasta la próxima publicación…
Zuluan Orion
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