Cuando dependes de la aprobación de otros, te acostumbras también a no tener ningún poder sobre tus decisiones. A mucha gente le pasa: viven esperando que otros les digan qué hacer para todo, nada hacen sin la opinión ajena, sin que les digan lo que está bien o mal.
Es una mala decisión esperar por otros, es una mala manera de vivir esperando el qué dirán y definitivamente es una mala respuesta cuando alguien te pregunte por qué y respondas tranquilamente: porque otros me dijeron que lo hiciera. Vivir de esa forma resta autoridad y, por supuesto, luz a tu Ser divino, a ese Espíritu que espera confíes en tu propia esencia para salir adelante en todo. No puedes dejar en otros las decisiones de tu vida, ni siquiera cómo debes vestirte, porque de a poco te acostumbras a ser impotente, incapaz de hacer las cosas a tu manera.
En las redes sociales vemos mucho cómo los llamados “influencer” piden opinión a sus seguidores para todo; sabemos que muchos famosos lo hacen para acumular comentarios, pero otros en realidad se han acostumbrado a esa vida de esperar que otros decidan por ellos y piensan que está bien, que no le hacen daño a nadie. Ciertamente no dañan a los demás, pero sí a su propia autoestima que se ve cada día más empobrecida, ante la presencia de extraños que la juzgan sin realmente conocerla.
Muchas personas no saben que con eso afectan también a su niño interior, a ese ser que espera ser aprobado por su propio dueño, aceptado y amado, sin necesidad de buscar lo externo.
La próxima vez que pidas una opinión, piensa por qué la necesitas, si solo lo haces para afianzar lo que crees prudente hacer o porque te sientes incapaz de tomar una decisión por ti mismo, por ti misma.
Analiza este tema, que en esta era de tanta publicidad digital, a veces perdemos de vista lo realmente esencial de la vida, aprende a escucharte y deja de oír tantas voces ajenas.
Hasta la próxima publicación…
Zuluan Orion
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