Cuando estamos seguros de lo que somos y de lo que somos capaces de hacer se nos abren muchas puertas, contrario a quien aún desconoce su propósito de vida y sigue dando vueltas en un mismo círculo vicioso. Una persona que no sabe su misión en la vida, aún en la edad madura, no se atreve a dar ese salto de fe que a todos nos toca en determinado momento de la vida.
Sí, es esa certeza de quien sabe que nada malo pasará, la que provee la determinación para salir de la zona de confort y para hacer cambios drásticos en la vida. Mientras tanto otro grupo de personas viven con miedo, se inventan excusas y situaciones de alto peligro para no dar los pasos que les permitirá avanzar o mejorar en cualquier circunstancia. Nadie sabe el poder que tiene si no se atreve a probarlo, nadie sabe de lo que es capaz si no asume decisiones firmes que lo reten a sí mismo.
Aquellos que tienen miedo no serán capaces de conocer otras formas de vida, nunca llegarán a saber que lo que estaba detrás de esa esquina tan temerosa era lo mejor para ellos, nada pasa si no hacemos que pase, dice el refrán, por tanto, tenemos que aferrarnos a esa fuerza interior, a esa seguridad, a esa fe que nos grita “que todo estará bien”.
Hay situaciones en las que se requiere de mucha reflexión y de un detallado plan para poder dar pasos firmes, pero es esa sensación de estar trabajando para un cambio de vida, la que te da mayor fuerza para seguir adelante, solo tienes que animarte a sentirla, a vivirla y luego te darás cuenta que no había razón para la duda, no había razón para no dar ese salto de fe como prueba de la seguridad en nosotros mismos. Hay tantas cosas buenas y nuevas esperándonos que da pena sentirnos atados por miedo a lo que pueda suceder; aunque todo depende del plan que tengas, una mirada hacia atrás no estaría mal, pues eso quizás te pueda hacer recordar que sí puedes lograr muchas cosas, que sí pudiste salir de aquel percance, solo porque tuviste la convicción de que el Padre estaba allí contigo, ayudándote a dar los pasos necesarios, sosteniendo esa fe, manteniendo tu entusiasmo.
Recuerda que lo contrario al amor no es el odio, es el miedo, por tanto te invito a dar pasos sin temor a equivocarte y si lo haces, sólo da un paso hacia atrás y luego continúa, nunca cambies los planes por miedo, hazlo simplemente por precaución, pero siempre ten la suficiente fe para saber que lograrás tus cometidos.
}Hasta la próxima publicación…
Zuluan Orion
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