En este mundo tan consternado, la humanidad está desesperadamente esperando ser escuchada. Parece que todos tienen mucho que decir, quieren expresar lo que antes las viejas generaciones nunca se atrevieron a proclamar. Hay una especie de ansiedad generalizada en una humanidad que se siente atrapada bajo las nuevas reglas sociales, los nuevos comportamientos, el nuevo statu quo.
Yo pienso que ahora hay más apertura, pues hasta el mismo Vaticano ha logrado decir mucho más que en todos sus años de existencia, pero esta generación va cambiando a un ritmo muy acelerado, es como si la velocidad del propio tiempo no bastara para dominarla ¿Qué puedes hacer tú? Procurar escuchar más, hablar menos y prestar atención a lo que dice la gente que tienes a tu alrededor.
Nos ha pasado muchas veces que nos quedamos atónitos con las decisiones que toman personas que conocemos, decisiones que nos dejan pasmados porque nunca nos percatamos de lo que de verdad le sucedía a esa persona. Tenemos una tendencia a juzgar más que a escuchar.
Si quieres aportar un granito de arena a la humanidad procura ser oídos, sí préstate para escuchar a ese hijo, a esa nieta, a ese hermano, amigo, vecina; te darás cuenta que tienen mucho por decir y quizás te quedarás de nuevo asombrada/o con las cosas que había en la cabeza de esa persona. No hay manera de conocer a otra persona si no la escuchamos, porque una cosa es oír sus opiniones y otra cosa es muy distinta escuchar lo que de verdad siente.
Es cierto que también estamos ocupados, lidiando con nuestras propias vidas, pero también es menester hacernos a un lado para lograr entender lo que está moviendo a este mundo; es un pensamiento colectivo muy grande y si no le prestamos atención y definir cuál es la línea que debemos seguir, terminará atrapándonos y llevándonos por ese mismo camino.
Escucha más, presta tus oídos para comprender más, el mundo nos necesita.
Hasta una próxima publicación…
Zuluan Orion
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