Doliente humanidad,
Indudablemente estamos viviendo momentos muy obscuros, perdimos visión de nuestra verdadera esencia, desarrollamos un ego y permitimos lo inconcebible: olvidarnos de nuestra Providencia. Estamos viviendo una noche oscura para nuestras almas, tanto personal como colectivamente. Hemos permitido que el miedo, la ignorancia y los desencuentros nos nublen y consuman las virtudes que existen en nuestro Ser, como voluntad, sabiduría, compasión, pureza e inocencia.
Tristemente, en este periodo insensible como caótico, buscamos las respuestas a nuestra dolorosa experiencia. Viendo al mundo separado de nosotros, como si nuestro verdadero propósito es explorarlo y explotarlo. Erróneamente empezamos a amar las cosas y a usar al prójimo. Violamos la madre naturaleza, pensamos sólo en nosotros, creemos que nuestras acciones no tienen consecuencias, perdimos la sabiduría de quién somos y cuál es nuestro verdadero propósito en el cosmos. Ahora más que nunca necesitamos despertar, transformar la forma como nos percibimos, superar la falsa realidad del ego, romper con la ilusión de la separación, tener una realización de que somos pura conciencia, que co-creamos todo lo que experimentamos Estamos aquí para sanar y transformar nuestras limitaciones y retornar a nuestro auténtico dominio espiritual.
Por todo ello, es tan importante restablecer las virtudes del alma, algo que podemos hacer diariamente, teniendo la voluntad para ser leales a esta posibilidad, siendo compasivos con el prójimo, profundizando nuestro entendimiento, para obtener la sabiduría de quiénes somos, viviendo en pureza con todos los eventos que experimentamos. Esta gran transformación comienza a través de ti mismo, no esperes que otros lo hagan por ti, aprovecha tu tiempo libre y mantente presente lo más puedas, medita y contempla acerca de tu esencia; pregúntele a los sabios, aquellos seres que han despertado. Abre tu mente y sé inocente, lleva tu vida en paz y haz lo humanamente posible por ser mejor, sé puro de corazón y no le hagas daño a nadie.
Integrando estas virtudes, abres una gran puerta a tu propia liberación.
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