El dolor es un buen termómetro para determinar qué tan desalineado estamos con el universo. Si sufres, sientes rencor, vives con amargura, tus amistades no fluyen o tienes diferencias con las personas que están cerca de ti, es que la vida intenta decirte que no estás en armonía, que algo está pasando. La pregunta que debes hacerte es: ¿Por qué no estoy en armonía con el Universo? ¿Estoy dispuesto a transformarme?
La Consciencia no ocupa ningún espacio, está en todas partes. Así, el objetivo de esta renovación cuántica será establecer este campo de fusión entre la persona y la Consciencia, guiando a la psiquis para que se disuelva el ego y la sensación de separación de su verdadera esencia. Por ejemplo, un acto tan simple como cerrar los ojos y hacerse consciente de la respiración, hace que la mente se relaje al instante. Esta consciencia nos permite observar los pensamientos, y cuando logras hacerte consciente de cada idea, te das cuenta de su irrealidad, todas ellas juntas generan una falsa y errónea identidad; pero cuando miras todas estas facetas de tu psiquis, descubrirás que no hay nadie en realidad.
La identidad es aquella que nos conecta con esta aparente persona, haciéndonos creer que eso somos: la psiquis, la mente, el cuerpo. Por su parte, el ego es el que nos hace sentir separados y diferentes de los demás, creyendo que hay un tú y un yo. Ego y personalidad son distintos; cuando te realizas, el ego es el que desaparece con su sentimiento de que tú y yo somos distintos, la iluminación te da la vivencia de que somos uno, aunque sigas actuando y teniendo cierta personalidad.
Eventualmente, al tener esta revelación cuántica de tu Ser, quizás tu forma de pensar y de percibir va a seguir siendo transformada poco a poco a esta nueva visión. La personalidad persiste, pero va a ser vista por lo que es, como un «algo» y no como un «alguien», así te será más fácil transformarla, sin ponerte el límite diciendo «yo soy así».
Tuve la experiencia de estar cerca de muchos maestros, iluminados todos, pero con personalidades diferentes. Había algunos llenos de dulzura, otros amables, y otros severos. También conocí a un maestro occidental, tosco, cortante, que oprimía cada botón de mi sensibilidad, sin temor a confrontarme con mi despojo emocional. Cada uno de ellos actúa apegado a sus enseñanzas y a su manera de actuar.
Con esto quiero decirte que la personalidad no es lo mismo que el ego. Vivir con tu familia, pareja e hijos, lidiar con diferencias y compromisos te hace buscar sincronía con el universo, así el alma va generando más benevolencia en la psiquis. De lo contrario, cuál sería nuestro propósito, ¿Escapar del mundo? No debemos escapar porque no hay nada malo en él, es perfecto. Somos nosotros quienes lo distorsionamos con nuestras mentes. Si fuéramos benevolentes y compasivos, así lo sería la naturaleza con nosotros, y viviríamos en un mundo como lo describen los textos sagrados como la Biblia, la Torá o el Corán.
Hasta la próxima publicación…
Zuluan Orion
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