Esta es una frase que parece muy trillada, sí quizás muy vieja, pero no deja de ser cierta. Sucede que no sabemos que las situaciones, las cosas y hasta las relaciones no tenían la importancia que le dimos hasta que pasa el tiempo y de repente nos olvidamos de ellas o, si acaso, algunas veces las recordamos. Es que no terminamos de darnos cuenta que esta vida y todo lo que nos rodea es efímero, es cambiante y muchas veces fugaz.
A veces no nos percatamos que es el ego quien juega con nosotros al desear tanto algo material o la compañía de alguien sólo porque queremos sentirnos capaces de alcanzarlo, cuando en realidad no lo necesitamos; esto lo vivimos todos, hasta que cuando perdemos eso que teníamos no nos duele tanto o quizás sí por unos días y luego desistimos de la idea de tenerlos de nuevo.
Todo pasa y hasta las emociones más fuertes disminuyen cuando nos volvemos más conscientes que la vida es mejor y más fácil ligera, sin tantos compromisos, sin tantos deseos infructuosos, sin mucho equipaje, sin tantos planes que aturden, viviendo el aquí y el ahora sin descuidar el futuro, porque todo, incluso nuestras vidas pasan y quedamos sólo en el recuerdo de quienes nos amaron.
De ahora en adelante tómate la vida con menos ansiedad, de una forma más risueña, sé más amable contigo, no te exijas tanto, que la vida igual pasa y algún día tú pasarás con ella. Eso no implica ser irresponsable con tus deberes, tampoco no tener metas, sólo te invito a ir fluyendo con la vida, mientras haces lo que te gusta y cumples con las exigencias mismas que tu propio estilo de vida te imponen.
Hasta una próxima publicación…
Zuluan Orion
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