Quién se rinde pierde, sí, pierde la oportunidad de saber hasta dónde hubiera llegado con el plan que se trazó. Con la fuerza interior que tenemos podemos llegar muy lejos, con esa llama del Espíritu mismo, podríamos cambiar nuestra existencia, pero el problema se basa en la falta de credibilidad en nosotros mismos, en la falta de fe, en esa inseguridad que nos ronda, cuando decidimos hacer cambios importantes en nuestras vidas.
Hay siempre una voz interior que te dice “No lo hagas” “No confíes” “Te puede pasar lo mismo” y a la vez está el instinto gritándote “Sigue que tú puedes, por allí es el camino” ¿A qué sensación le prestas más atención? A la mente verdad, a esa voz interior que primero te establece las reglas y te pone barreras para que tú no las cruces, para que te detengas. Es bueno, incluso de vital importancia, hacer un balance general de los pasos que vamos a dar, pero nunca le prestes atención a esos ruidos que te generan mayor ansiedad, porque la mayoría de las veces, es tu mente saboteando el proceso de cambio.
Existe en tu subconsciente todo un historial de creencias y patrones por los cuales te has movido a lo largo de tu existencia, pero resulta que esas memorias no están trabajando a tu favor, de ahí que se deben hacer cambios para desprogramar, restaurar y limpiar para dar paso a nuevas experiencias de vida.
No es tan fácil como lo describo, pero si no confías en ti mismo, nunca podrás saber qué hay a la vuelta de la esquina. Quedarse en la queja o en la comodidad a veces suele ser mejor para personas que no tienen ni una pizca de fe en sí mismo, en su poder creador, pero nunca es tarde para intentarlo, para dar ese primer paso, porque no existimos por nada, siempre hay un propósito que se reconoce cuando nos sentimos llenos de gozo, seguros, allí está el placer de vivir, si no lo sientes, empieza a reflexionar qué es lo que realmente quieres hacer y Ser.
Hasta la próxima publicación
Zuluan Orion
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